En esta ocasión nuestra escapadita familiar era para conocer el Parque de la Naturaleza de Cabárceno. Teníamos muchas ganas, tanto las niñas como nosotros. Las referencias que nos habían dado amigos y familiares así como las que habíamos leído en la red, entre ellas las de algunos blogueros a los que seguimos, en especial a Ideas para salir con peques y su entrada Cabárceno: el paraíso de las familias en autocaravana, eran muy buenas y teníamos ganas de ir al Parque. Y más, después de haber visitado ya el Zoo Aquarium de Madrid, que era el que más cerca nos quedaba.
Comparativamente no tienen nada que ver, aunque en el Zoo de Madrid se puede ver una mayor variedad de animales, es mucho más completo en ese sentido, el Parque de la Naturaleza de Cabarceno representa otra forma de presentar los animales, una forma más natural, más respetuosa, con espacios más amplios, más amigables y mejor acondicionados para ellos y para los visitantes. Cuenta también con un entorno vegetal y paisajístico llamativo y variado que invita al paseo y la contemplación. Y, otra cosa importante para nosotros, presenta muchas facilidades para los autocaravanistas, ya que cuenta con un área de autocaravanas en el pueblo de Cabárceno, junto al Lago del Acebo, próximo a una de las entradas del Parque (aquí os dejo las coordenadas 43.357930, -3.819834). Y porque el recorrido, que se hace normalmente en vehículo dada la gran extensión del mismo (750 Has. de una antigua explotación minera a cielo abierto) podemos hacerlo con la autocaravana, disponiendo, en muchos de sus tramos, de aparcamientos amplios donde dejar las autocaravanas. Por eso no es raro encontrarse con autocaravanas a los largo del recorrido, la mayoría con niños.
Describir su recorrido es complicado y la mejor guía es la que ofrece el propio Parque en su página web (Parque de la Naturaleza de Cabarceno), por lo que prefiero contar y mostrar imágenes de aquellos animales y espacios que más nos gustaron.
Uno de los espacios más impactantes fue el de los gorilas. Ver de cerca a los enormes gorilas machos y a las mamás y a las crías fue una sensación muy gratificante. Sus gestos (maternales o filiales), sus poses, sus miradas profundas… transmitían una gran “humanidad”, tanto es así que mi hija pequeña comentaba toda emocionada, con esa inocencia y candor que da la infancia: “Parecen humanos” ante la insinuante y efímera sonrisa de los adultos que la escuchábamos asintiendo en silencio.
Las jirafas siempre resultan atractivas a los niños. ¿Por qué será? Por su extrema altitud, por su simpática cara, por su correr poco grácil. Están en una gran pradera acompañadas por avestruces de seductoras sonrisas y ágiles andares y por otros herbívoros (elands, ñus…). Todos ellos ofrecían un espejismo de hábitat cuasi natural que te transportan a lugares lejanos y exóticos.
Los osos pardos sorprenden por su cantidad y por la variedad de sus comportamientos, aparentemente muy organizados. Los más pequeños dedicados al juego, los adolescentes a la exploración, los adultos al cuidado de la manada y los más mayores a entretener de cerca al público con sus gestos y guiños para intentar obtener algún alimento como premio, como queriendo ignorar la prohibición totalmente razonable de dar alimentos a los animales.
Los elefantes, tranquilos, simpáticos y sociales, especialmente uno de ellos un auténtico “showman” que deleitaba al público presente con poses y movimientos repetitivos totalmente ensayados. El muy pícaro buscaba en todo momento una cámara u objetivo que inmortalizará sus representación.
Los pumas negros, con su elegancia y presencia (grave, majestuosa), imponen una gran admiración y respeto (se agradece la barrera que nos separa y que permite una observación segura e indiscreta).
Los rinocerontes, esos animales primitivos y robustos que te trasladan a otra época, a otros ambientes, pero que también saben comunicar ternura, y más cuando tienen una cría, como era el caso. ¿Qué tendrá el instinto maternal que irradia, en todos los animales, una ternura e inocencia placentera, contagiosa, empática?
Y como remate final, el espectáculo de leones marinos. Aunque era temporada baja, estamos hablando de febrero, y todavía no es temporada de espectáculos, pudimos disfrutar con el adiestramiento y entrenamiento de los leones marinos, todo un ensaño general con público. Un espectáculo educativo y simpático en el que se explica las características de estos animales y su forma de vida, y se disfruta de sus habilidades y destrezas. El perfecto remate final para un maravilloso día.
Estos son algunos de los animales, los que más nos llamaron la atención, por supuesto que hay muchos más (leones, linces, búfalos, ciervos…) pero los dejaremos para una nueva visita, porque aprovechando que el Parque dispone de una pase anual familiar por 112 € lo hemos sacado, para poder volver aprovechando otra escapada por Cantabria.
Nada más. Comentar que, como podéis imaginaros, el Parque Natural de Cabarceno es sin duda un destino familiar totalmente recomendable para las familias y autocaravanistas.
La visita da para un amplio reportaje fotográfico. Os dejo en mi Pinterest una muestra de algunas especies y paisajes que se pueden ver. Disfrutad de las fotos.
Preciosa entrada y preciosa escapada. Muchas gracias por la mención 🙂 Me alegro de que os animara a ir y de que no os haya defraudado. Desde luego, a mí la zona me enamoró
Muchas gracias a ti por ejercer de “anfitriona”.
La verdad es que El Parque de Cabárceno y la forma que tiene de acercarnos a la fauna salvaje es una delicia.
Merece la pena visitarlo.
Vaya recuerdos! Fuimos con nuestros hijos al poco tiempo de inaugurarlo y disfrutamos tanto como ellos.
Y ahora que lo has dicho, a mí de pequeña también me encantaban las jirafas pero no sabría decirte por qué.
Muy bonitas las fotografías, viéndolas dan ganas de volver.
Pues sí es un sitio al que se puede volver tranquilamente. Esa es por lo menos nuestra intención.